Cuando tenía alrededor de 6 o 7 años, después de ver en la televisión en Inglaterra un documental sobre partos en casa, tuve claro qué quería ser de mayor. Más tarde, con 16 años, asistí al nacimiento de mi hermana, también en casa. Durante el parto, fui yo quien cortó el cordón umbilical, dando así mi primer paso hacia el fascinante mundo de la ciencia y el arte de las comadronas.

Siguiendo la tradición familiar iniciada por mi madre, tuve a mis dos hijas en casa, acompañada por una comadrona y mi marido. Para ellas, decidimos optar por lo que se conoce como “Parto Lotus”. Este método consiste en no cortar el cordón umbilical y dejar que la placenta permanezca unida al bebé hasta que se desprenda de forma natural, algo que suele ocurrir, en promedio, tres o cuatro días después del nacimiento.

Esta práctica, también llamada “parto integral”, respeta el proceso completo: el bebé nace, luego “nace” la placenta, y ambos permanecen conectados hasta que el proceso finaliza de manera espontánea.

Durante cinco años, trabajé como comadrona con Médicos Sin Fronteras en diversos proyectos, lo que me permitió enriquecer profundamente mi experiencia personal y profesional.

Actualmente, acompaño a mujeres y sus familias durante el parto, ya sea en casa o en el hospital, fusionando mi pasión con el deseo de cada madre.

Quiero expresar mi agradecimiento:

• A mis abuelos, que me dejaban hacer zapping en la tele cuando era pequeña (¡ja, ja, ja!).
• A mi madre y mi padre, por todo su apoyo.
• A mi pareja, que fue el primero en animarme a optar por el parto en casa.
• A mi amiga y comadrona, por estar siempre a mi lado.
• Y, por supuesto, a mis hijas, que me han enseñado tanto.